Costanera Center
La construcción de un rascacielos
toma tiempo y bien lo saben los profesionales que participan en el desarrollo
de la Torre Costanera, protagonista del mall Costanera Center propiedad del
holding Cencosud, del empresario Horst Paulmann. “El proyecto se encargó en
1989 para explotar un terreno comprado a la CCU, en 1986. Se desarrolló un
diseño similar al actual, cuyas diferencias fundamentales son las alturas de
las torres y del mall. En 1993 el emprendimiento se interrumpió por seis años.
Tras esta pausa, se gestionó la reaprobación de una propuesta levemente
distinta a la anterior y hasta el 2005 nuestros arquitectos y el equipo de
Cencosud trabajaron en la elaboración del proyecto final”, explica Besançon.
Los ocho años transcurridos desde
la primera propuesta no fueron en vano. Por una parte, el proyecto creció
considerablemente –la última expansión significó aumentar en 50 m la altura de
la Torre Costanera, pasando de los 250 m originales a 300 metros- debido al
aprovechamiento de aspectos como la constructibilidad casi ilimitada que
permite la normativa municipal.
Primero, este profesional es el
autor de la idea conceptual del rascacielos. Luego, tuvo una participación
directa en la elección de los materiales y, finalmente, definió cuatro aspectos
fundamentales: La estructura de la construcción, el área de circulaciones
verticales que debe ser reducida y efectiva, el lobby que “debe proyectarse con
gran dignidad y mucha elegancia”, y la piel o recubrimiento de fachadas. “El
muro cortina es lo más importante del edificio. En este caso es transparente
con abundante transmitancia de luz al interior”, señala Besançon. Así en la
elección del cristal, que contó con la decisiva participación del arquitecto
norteamericano, se privilegió elegancia, transparencia y condiciones térmicas.
El cristal es el material predominante de la fachada, sin incluir grandes
perfiles de aluminio.
La Torre Costanera forma parte de
una obra de casi 700.000 m2, que incluye un mall de 6 niveles, 200 locales
comerciales, 4.500 estacionamientos, cubierta con terraza, parques, áreas
verdes y piscina. A esto se suman tres rascacielos, dos de 170 m donde se
ubicarán lujosos hoteles y uno de 100 m para oficinas y un centro médico.
Un total de 13 grúas y 2.800
trabajadores en terreno se utilizarán en el peak de la construcción.
Para superar el desafío, en la
Torre Costanera se realizó un estudio que dividió los ascensores en tres
niveles, low, mediun and high rise, que permiten subir de 20 en 20 pisos, acota
Besançon. “La gran torre cuenta con un núcleo central, condicionado por la
geometría del diseño de las circulaciones verticales. Resultó un cilindro
vertical conformado por muros acoplados por dinteles en los ascensores y
puertas”
En cuanto a ascensores destaca la tecnología
double deck, cabinas de dos pisos, cuyo primer nivel se posa en los pisos pares
y el segundo en los impares. Pero la ingeniería no concluye aquí. Sí, porque el
viento sopló con fuerza sobre los modelos de la mole de hormigón, tanto que
previo al diseño los ingenieros confiesan haber tenido dudas sobre la
influencia de este factor: “Había indicios que bajo ciertas condiciones el
viento podía controlar el diseño estructural de la torre. Los modelos se
sometieron a un túnel de viento, prueba que consistió en una maqueta de la
torre de 1 m de altura que incluía modelos de los edificios y las estructuras
ubicadas hasta cuatro cuadras a la redonda de la gran torre”, señala Lagos. “Al
transformarse el viento en un actor relevante, el uso del método dinámico de la
norma chilena Nch. 432.Of. 71 ‘Cálculo de la acción del viento sobre las
construcciones’ se hace necesario, pero presenta limitaciones. Por ello, se
consideró adicionalmente la norma americana ASCE7-05.
“Los períodos naturales de vibrar
de las megatorres, del orden de 6.0 segundos, hacen caer la solicitación símica
en un rango de valores en el que la norma chilena Nch 433.Of 96 ‘Diseño sísmico
de edificios’, no es tan precisa. Dada la flexibilidad de las torres, el diseño
sísmico queda controlado por terremotos lejanos subductivos interplaca tipo
thrust, con epicentros entre 300 a 500 kilómetros, que no están bien
representados en la norma”. El viento y los movimientos telúricos son cargas
horizontales, siendo la fuerza sísmica generalmente mayor, especialmente en
países como el nuestro. Sin embargo, en edificaciones de gran altura el viento
puede generar un efecto volcante que controla el diseño de ciertos elementos.
Un tema no menor que requiere de acciones especiales. “Para evitar el efecto
del momento volcante sobre la torre se diseñó una fundación más grande que la
habitual, funcionando como un mono porfiado”, explica Lagos. Las fundaciones de
hormigón soportan las cargas desde la base del edificio, evitando la caída de
la estructura cuando azota el viento.
¿La solución? “En casos de
resonancias muy altas se aplican elementos especiales. Por ejemplo en la Torre
Costanera se recortaron las esquinas del edificio de manera de descolocar al
viento y evitar las aristas tradicionales”. Así, debido a las modificaciones en
la geometría, la frecuencia con la que sopla del viento no es la misma en todo
el edificio, lo que evita la vibración. Los ingenieros no descartan el uso de
disipadores de energía como masas sintonizadas o estanques de agua para
contrarrestar las fuerzas que podrían azotar al edificio, sin embargo aseguran
que en la Torre Costanera no hay problemas de aceleración excesiva, el edificio
presenta un período de vibración de 6”, usual para su altura.
En este proyecto se coordinan más
de 30 especialidades y unos 15.000 planos. En la obra gruesa, donde 14 grúas
han trabajado simultáneamente, se emplearán unos 350.000 m³ de hormigón y
85.000 toneladas de acero (unas 10 Torres Eiffel). La Torre más alta tendrá 27
ascensores, 21 de los cuales serán "double deck" , esto es con
cabinas de dos pisos.
Asimismo, se emplearán 20
millones de horas hombre durante toda la construcción y unos 500 profesionales
tendrán que ver con los proyectos o la construcción. El proyecto tendrá unos
140.000 m² de superficie de muros cortina con unos 90.000 m² de cristal. Sobre
el centro comercial y a 44 m de altura, se proyecta una cubierta verde (roof
garden) que tendrá 25.000 m², siendo ésta la primera y más grande cubierta
verde de Santiago.
CCU dejó el terreno de 42 mil metros cuadrados
ubicado en Avenida Costanera Andrés Bello donde estaba una de sus plantas de
elaboración. Ese año fue abandonado hasta que en 1986 lo compró la inmobiliaria
Las Verbenas de propiedad de Cencosud.
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http://especiales.pulso.cl/costanera_center/index.html |
Aparece el nombre y proyecto Costanera Center, cuando la inmobiliaria Las Verbenas solicitó un permiso de edificación a la Municipalidad de Providencia con la idea de desarrollar un centro comercial de US$150 millones con 240 mil metros construidos que se iba a inaugurar en 1994. Además tendría dos torres de 30 pisos para oficinas, un hotel de 400 habitaciones y tres mil estacionamientos subterráneos.
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La construcción aún no se iniciaba, todavía a
la espera de mejores condiciones económicas. Y en esa fecha, el gerente general
de Easy homecenter, Diego Sola Prats, revela que sólo en el segundo semestre de
2003 podrían iniciarse las obras. Un año más de postergación.
Horst Paulmann en persona contactó en su
oficina de Nueva York al arquitecto argentino César Pelli, el mismo que
desarrolló el proyecto de las Torres Petronas de Kuala Lumpur (Malasia) para
que le dé vida a un proyecto de rascacielos en Santiago.
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Termina la preparación del terreno y las
excavaciones requeridas y se vierte hormigón para las fundaciones del centro
comercial Costanera Center.
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La Gran Torre Costanera posee una
losa de fundación de 3 m de espesor con una superficie de 52,8 x 52,8 m
La magnitud de la construcción
requirió algo único: el grupo levantó en el mismo complejo una planta de
hormigón para mezclar áridos, cementos y ripio, asegurarse una alta calidad del
producto y evitar una larga caravana de camiones en las afueras de la obra.
Otro elemento inédito: Cencosud
compró las 13 grúas que requiere la construcción del complejo. La alemana
Libherr proporcionó cada grúa y todas ellas tenían un sistema de GPS que
permitía un control a distancia desde Alemania. "Se han aplicado todas las
técnicas de los grandes rascacielos del mundo", dice un experto en la
obra.
En moldajes, estructuras
provisorias que permiten levantar muros, Cencosud trabajó con la alemana Peri,
líder mundial en el segmento, que en la torre 2 compartió roles con la
austríaca Doka. "Lo más novedoso eran los sistemas autotrepantes, que era
la primera vez que se usaban en Chile", dicen fuentes vinculadas a la
construcción. Esta tecnología permite avanzar de un piso a otro con propulsión,
sin grúas, y protege el trabajo en altura de los operarios.
“Teníamos un terreno de 50 mil m2
donde no había espacio para acopio. Cuando hacíamos hormigones, llegamos al
peak de 650 cubos, pero cuando empezamos con los masivos, llegamos a 1.500
cubos. La logística no nos daba”, agrega Stuardo La solución, fue instalar una
planta de hormigones en la obra con una autonomía de 700 m3 diarios, de los que
se gastaban 650. “Cargábamos la planta en la noche con áridos, cemento y
aditivos y en el día lo gastábamos. La distribución se hacía desde la planta a
través de 2 bombas. “Desde ahí teníamos una matriz de piping que llegaba hasta
las 4 torres por la horizontal, subía por la vertical y sobre la torre montamos
los distribuidores de hormigón”, indica el gerente del proyecto. También
durante la construcción, se trabajó con 15 grúas torre.
En junio de 2012 se inaugura el
centro comercial Costanera Center. Un mall de 197.790 metros cuadrados y 340
locales. También están las multitiendas Paris, Jumbo, Easy, Johnson's,
Falabella, Ripley, Cines Movieland, Zara y Rincón Jumbo. 16 restaurantes y un
patio de comida con capacidad para dos mil personas. Tiene 5.700
estacionamientos en cinco niveles. Y para acceder se construyó una pasarela
peatonal de 75 metros de largo y 6 metros de ancho.
Esta muy buena la información es impresionante la cantidad de hormigón que se utilizo muy buen blog.
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